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Autor: Gloria Conde, del libro Mujer Nueva, editorial Trillas |
Necesidad de la mujer en la política
Hoy sólo
el 13% de los políticos son mujeres. Todos somos conscientes
del decaimiento ético que están siguiendo las políticas y las
leyes en los países más desarrollados. Sobre todo en lo
que ve a la falta de defensa y protección de
la vida humana. En principio, la mujer tiene los mismos
derechos a «gobernar» que el varón. Muchas pueden decir ¿por
qué los que «mandan» tienen que ser siempre varones? Sin
embargo, no es este el hecho que justificaría una mayor
presencia femenina en la política.
La mujer percibe con gran
sensibilidad esta disociación entre poder y la justicia y ética
que está llevando a muchos políticos a sacrificar los valores
humanospor afirmar sus posiciones de poder. Las mujeres desean
y pueden cambiar algunas decisiones políticas. Tienen un programa y
una serie de valores precisos, no sólo sed de poder.
Es este el motivo por el que la mujer tiene
algo muy específico que ofrecer a la vida política: la
promoción de los valores humanos. Citamos a Janne Haaland Matláry:
“Hacer política a la manera de las mujeres puede significar
promover la paz y resolver los conflictos de modo diverso
que un hombre, escogiendo cualquier medio menos la guerra, promoviendo
así valores a favor de la vida en su significado
profundo.
Porque transmitimos la vida y estamos acostumbradas a
que los hijos nos recuerden que no somos «tan importantes»,
podemos introducir un cierto realismo, un poco de humildad en
el sector público con el fin de poder establecer mejores
condiciones de trabajo” (Tiempo de Florecer).
La aportación específica de la
mujer a la política
Observando las acciones y comportamientos de las
mujeres políticas de hoy, alguno podrá decir: “nada prueba que
las mujeres serán diversas de los hombres en la política
y ¿qué van a añadir? De hecho, las pocas mujeres
que hay actualmente en política se comportan como los hombres”.
Quizás han tenido muchas dificultades para llegar donde se encuentran,
y esto les ha supuesto renunciar, en parte, a lo
que son ellas mismas. Esto es una consecuencia natural de
la falta de presencia femenina en un mundo dominado por
los varones. Pero las mujeres tienen un campo abierto
en política. La sensibilidad femenina permite que la mujer descubra
al hombre concreto, singular, al pobre, al necesitado, en medio
de las grandes políticas de los estados que se aplican
a la masa en forma estadística. Además, la mujer tiene
mucha más capacidad de negociar que el varón en el
sentido de que logra llegar a conclusiones evitando rupturas y
traumas en las relaciones.
Mujeres que representen a la mayoría
Por otro
lado, es conveniente la presencia en política de mujeres que
representen a la mayoría: mujeres madres de familia, esposas, aquellas
que tienen que enfrentar la problemática de nuestro mundo, trabajar
y sacar adelante la familia. Mujeres a quienes forja la
lucha diaria y eso les hace abiertas y cercanas a
las demás personas. Es este un gran reto ya que
es necesaria la presencia de mujeres en política, y también
varones, que experimenten en su propia vida la riqueza de
los valores éticos y humanos de la familia. Sin embargo
es evidente, al menos dada la situación actual, la dificultad
de compaginar una carrera política con una rica e intensa
vida de familia. La mayoría de las personas hoy en
día inmersas en política, no suelen prestar demasiada atención a
los asuntos de la familia, en gran parte porque ellos
mismos carecen de una vida familiar intensa. A pesar del
dilema, se impone encontrar vías adecuadas para lograr compaginar ambas
cosas.
Lo que buscamos evitar es que las mujeres en política
sigan sólo el modelo de la mujer que ha renunciado
a lo más propio suyo, rechaza el matrimonio y la
maternidad, y busca el poder para «lograr derribar al patriarcado
de su atalaya». Es dudoso que alguien así garantice mejoras
en las condiciones de la mayoría de las mujeres.
No
es posible representar de forma real a la mayoría si
se permanece distante de los problemas reales de las mujeres
de hoy. Una mujer política deberá ser una mujer «para
los demás» que, desde el esfuerzo y la entrega a
sus deberes cotidianos, muchas veces escondidos, sepa comprender las necesidades
e inquietudes reales de las otras personas como ella. Dice
de nuevo J.H. Matláry:
“La mejor curación de la presunción consiste
en llegar a casa a lavar el suelo de la
cocina con los niños por en medio que gritan porque
quieren comida, atención y juegos. Las tareas cotidianas de la
maternidad y de la paternidad nos hacen humildes y nos
recuerdan que somos insignificantes. También por este motivo, muy banal,
sostengo que las mujeres pueden ser, en ocasiones, mejores políticas
que los hombres: estamos acostumbradas a poner paz y resolver
los conflictos de nuestra experiencia cotidiana con los hijos (para
no hablar de los maridos) y no podemos concentrar la
atención sobre nosotras mismas mucho tiempo” (O.cit.) .
El campo jurídico
y legislativo
Por las mismas razones, la mujer puede proyectarse
en el campo jurídico ofreciendo un gran bien para la
humanidad. Su sentido de la «persona» y la capacidad de
valorarla en su individualidad pueden ayudar a juzgar con equilibrio
y prudencia las situaciones y los comportamientos humanos.
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Eva Perón
Discurso del 17 de octubre de 1949
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